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ORACIONES

Cada momento, una oración. Las más cotidianas y las nuevas para conocer

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, 
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino; 
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día;
y perdona nuestras ofensas, 
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación;
mas líbranos del mal. 
Amen.

Ave María

Dios te salve María 
llena eres de gracia 
el Señor es contigo 
bendita eres entre todas la mujeres 
y bendito el fruto de tu vientre Jesús 
Santa María, madre de Dios 
ruega por nosotros 
los pecadores 
ahora y en la hora de nuestra muerte 
Amén.

Salve

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida y dulzura y esperanza nuestra: 
Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; 
a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora abogada nuestra, 
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos 
y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, 
fruto bendito de tu vientre. 
¡Oh clementísima! ¡oh piadosa! ¡oh dulce Virgen María! 

V. Ruega por nosotros santa Madre de Dios, 
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas
de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Magnificat

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Credo

Creo en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor;
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen;
padeció bajo el poder de Poncio Pilatos,
fue crucificado, muerto y sepultado;
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos;
subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre
desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo;
la Santa Iglesia Católica,
la comunión de los Santos;
el perdón de los pecados;
la resurrección de los muertos;
y la vida eterna.
Amén.

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